Vivimos en una sociedad donde nos sentimos carentes. Preocupados por el dinero y por los bienes materiales.
En una sociedad que han creado individualista donde el dar y compartir nos da miedo por que creemos que perdemos algo.
Venimos de generaciones donde nuestros abuelos y padres no tenían a veces ni siquiera un plato para comer. No podían elegir ni tenían acceso como nosotros a tanta comida y tan diferente.
No tenían nada y lo poco que tenían lo compartían con sus familiares, con sus vecinos.
Te abrían la puerta de su casa y te daban lo poco que tenían.
Vivimos en un un mundo abundante donde tenemos de todo: luz, comida, agua, casas, internet, móviles y sin embargo vivimos en la carencia y el miedo a perder lo que tenemos.
¿Y qué es lo que tenemos? Si a pesar de tantos lujos nos sentimos carentes y vacíos.
Nuestros antepasados eran más felices porque no estaban solos en casas de oro aislados delante de una televisión o un ordenador. Tenían el apoyo y el cariño de las personas. Se sentaban a compartir experiencias, miedos, problemas y entre todos se ayudaban y apoyaban. No necesitaban rejas ni muros porque se respetaban y a pesar de no tener acceso a una carrera tenían educación, respeto y sabiduría que se iba intercambiando de unos a otros de generación en generación.
Quizá ya sea la hora de volver a mirar atrás y hacer un cambio para construir una sociedad que vive en abundancia.
¿Estas preparado?
Sagrario Rodríguez Potenciano
0 comentarios